LEYENDAS NEGRAS CONTRA LA IGLESIA CATÓLICA

Ver continuación: III. El cinturón de castidad

Por: Gerardo Cartagena Crespo


Con relación a la Iglesia Católica Apostólica y Romana se ha creado todo un montaje que los historiadores serios, tanto dentro como fuera de la Iglesia, han llamado "Leyendas Negras1" de la Iglesia, las cuales son una salta de mentiras, medias verdades y exageraciones con las que los enemigos de la Iglesia Católica pretenden e intentan destruirla. Pero como no la pueden destruir (pues es promesa de Cristo de que la Iglesia por él fundada dure y se mantenga en pie hasta el fin del mundo --Mateo 16, 18c; 28, 20b--), hacen todo lo posible por desacreditarla y, con ello, desprestigiarla ante el mundo; y un esfuerzo titánico por oscurecer y opacar la verdad de Dios en ella contenida para que los que la buscan no la puedan encontrar ni ver, y los que la posean, si es posible, la rechacen y abandonen.

Sucede con ello lo que me dijo un joven, cuando estaba en su apogeo la novela de ficción de Dan Brawn, “El Código Da Vinci”, de lo que le dijo un amigo que leyó dicha obra: “Ya sé lo que voy a ser... Voy a ser
ateo”.

Y es que debemos los cristianos católicos crear conciencia y estar espiritualmente alerta puesto que, nuestra lucha, como bien nos advierte el gran apóstol de Jesucristo San Pablo, “no es contra la carne ni la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal que están en el aire” (Efesios 6, 10-12).

Y son estas potencias tenebrosas del mal que, valiéndose de las autoridades e instituciones humanas (influyendo en la mente y conciencia de hombres y mujeres que han rechazado la verdad; que viven “según el proceder de este mundo, según el príncipe del imperio del aire, el espíritu que actúa en los rebeldes” Efesios 2, 2. Ver: 2Tesalonicenses 2, 9-12; Romanos 1, 18-32) influyen y cambian el modo de pensar cristiano y religioso, corrompiendo el comportamiento y estilo de vida rebajando, con ello, la dignidad humana (dignidad que procede de Dios) a una paralela o, si no igual, casi igual a la de los puros animales.

Cuando al ser humano se le arrebata y se le cambia la Verdad Absoluta por la verdad relativa, y se le enseña que cualquier cosa es verdadero, y cualquier acto es correcto, es capaz de creer en cualquier cosa, y aceptar como correcto en su estilo de vida cualquier aberración, por más absurdo y ridículo que puedan ser tales creencias y comportamientos.

Por eso es San Pablo quien nos advierte cuando dice que, “el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas,...” (1Timoteo 4, 1-2). Y ello “porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, se harán con un motón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas” (2Timoteo 4, 1-4).


I. La Edad Media

¿Edad oscura porque se fundamentó en la verdad del Evangelio de Jesucristo? ¿De dónde vienen entonces las universidades, los hospitales y los centros de cuidado para pobres y necesitados y otras instituciones de las que hoy disfruta la sociedad occidental?

Para la sociedad moderna, ante la gran influencia que ha ejercido los medios de comunicación avalado y alimentado por los enemigos de la Iglesia, la Edad Media es presentada como símbolo de atraso, oscurantismo y supersticiones. Todo lo malo y perverso de una institución o sociedad, la Edad Media es presentada como símbolo de tal decadencia.

Pero cuando vamos a las fuentes históricas y estudiamos de modo objetivo y profundo la Historia de este periodo de la sociedad occidental, nos damos cuenta que todo ha sido un montaje en el que se ha tergiversado y exagerado la verdad histórica por parte de los racionalistas y ateos por un lado y los protestantes por otro desde el siglo XVI hasta nuestros días. Y para que veas que lo que estoy diciendo no es una invención, veamos que nos dice una de las máximas autoridades de Historia Medieval: "Leo Moulin, de ochenta y un años. Profesor de Historia y Sociología en la Universidad de Bruselas durante medio siglo, autor de decenas de libros rigurosos y fascinantes, es uno de los intelectuales más prestigiosos de Europa. A pesar de haberse distanciado de las logias masónicas en las que militó, sigue siendo un laico, un racionalista cuyo agnosticismo bordea el ateísmo.

Dice: “Haced caso a este viejo incrédulo que sabe lo que dice: la obra maestra de la propaganda anticristiana es haber logrado crear en los cristianos, sobre todo en los católicos, una mala conciencia, infundiéndoles la inquietud, cuando no la vergüenza, por su propia historia. A fuerza de insistir, desde la Reforma hasta nuestros días, han conseguido convenceros de que sois los responsables de todos o casi todos los males del mundo. Os han paralizado en la autocrítica masoquista para neutralizar la crítica de lo que ha ocupado vuestro lugar.

Habéis permitido que todos os pasaran cuentas, a menudo falseadas, casi sin discutir. No ha habido problema, error o sufrimiento histórico que no se os haya imputado. Y vosotros, casi siempre ignorantes de vuestro pasado, habéis acabado por creerlo, hasta el punto de respaldarlos. En cambio, yo (agnóstico, pero también un historiador que trata de ser objetivo) os digo que debéis reaccionar en nombre de la verdad... tras un balance de veinte siglos de cristianismo, las luces prevalecen ampliamente sobre las tinieblas. Luego, ¿por qué no pedís cuentas a quienes os las piden a vosotros? ¿Acaso han sido mejores los resultados de lo que ha venido después?... ¡Aquella vergonzosa mentira de los "siglos oscuros", por estar inspirados en la fe del Evangelio! ¿Por qué, entonces, todo lo que nos queda de aquellos tiempos es de una belleza y sabiduría tan fascinantes? También en la historia sirve la ley de causa y efecto...”» ("Leyendas Negras de la Iglesia". Por: Vittorio Messori. Página 17-18).

Así nos podemos dar cuenta de cómo la propaganda anticatólica ha ido socavando y cambiando la verdad histórica que, a todas luces ha sido una de las épocas más resplandecientes de la Humanidad. Sí, aunque no lo creas.

Páginas de gran valor histórico y de conocimiento científico de la antigua Roma y Grecia se conservan gracias a la intervención de los monjes que se dedicaron a recopilar y copiar para la posteridad gran parte del conocimiento de estas civilizaciones antiguas, como por ejemplo la abadía benedictina fundada por san Benito de Nursia (529). Es la casa matriz de la orden. «Durante el derrumbamiento de la civilización clásica contribuyó en gran manera a salvar lo mejor del mundo antiguo y a inaugurar el nuevo. Aquí los monjes llegaron a copiar obras inmortales que de otro modo se habrían visto destinadas al olvido o a la destrucción.» Este monasterio, debido al odio anticatólico de algunas naciones como Estados Unidos e Inglaterra, decidieron su total destrucción. Y así, destruida enteramente en la Segunda Guerra Mundial en 1944, fue restaurada en la década de 1960.

Ahora bien, si de supersticiones y oscurantismos se refiere, la verdad histórica nos atestigua que la época de mayor oscurantismo y cargada de superstición no es otra que la época actual. Astrología y horóscopos, adivinación, espiritismo, amuletos, número 13... Una total depravación intelectual respaldado y promovido por los medios de comunicación, empresas y gobiernos.

Dentro de este modo de pensamiento existen dos fuerzas que, por los pasados cuatro o cinco siglos han tergiversado y adulterado la realidad histórica en beneficio propio. Primero están los cientificistas, naturalistas, iluminados, racionalistas, es decir, ateos y materialistas en general que, tras un concepto equivocado de la fe y la razón (pues según ellos sólo por la razón es que se puede acceder con plena lucidez a la verdad de las cosas y no por la fe que es ciega y oscura), dan por sentado que la Edad Media al estar bajo la influencia de la fe y no de la razón, toda ella vivió un periodo de total oscurantismo e ignorancia intelectual y científico. Esta acusación realmente es toda una falacia apoyada en un total prejuicio y odio contra la Iglesia y todo lo que ella representa.

Como ya he mencionado, si tenemos en cuenta el enorme caudal de información escrita que nos ha llegado de las civilizaciones greco-romana y otras, se lo debemos en exclusiva a los monjes, que en los monasterios se dedicaron, a lo largo de los siglos, a copiar innumerables tratados de aquellas épocas, que de otra manera se hubieran perdido para siempre.

Luego la Iglesia iluminada por la luz sobrenatural de la fe que a su vez ilumina a la razón tenía un profundo sentido de valorar y custodiar no solamente los escritos sagrados, sino también el de valorar y custodiar todo el legado escrito (científico, cultural, religioso, histórico...) de la época que le precedió.

Y si hablamos de época de oscuridad y superstición, no existe una época tan oscura y supersticiosa como la época actual (a pesar de tanta tecnología y avance científico) en donde el avance del ateísmo y la increencia ha contribuido en gran medida a su desarrollo, crecimiento y propagación. Cuando en las universidades y medios de comunicación se encargan por todos los medios de destruir la fe de los creyentes, si no es destruida totalmente, al carecer de la verdad de la fe, los individuos se exponen terrible y fácilmente al poder seductor de las supersticiones, sectas y religiosidad enajenantes..., pues el ser humano si no cree en Dios, se inventa uno.

En segundo lugar está el protestantismo, que al ver la influencia del catolicismo a lo largo de la Edad Media y al identificar (en su mala interpretación bíblica) a la Iglesia como la Gran Ramera del Apocalipsis y al Papa como al Anticristo, no es de extrañar que para ellos dicha época estuviese bajo la influencia del Maligno y, por ello, bajo una total oscuridad de la fe y del Evangelio.

Pero veámoslo desde este otro punto de vista. El cristianismo protestante se basa en la Sagrada Escritura, especialmente el Nuevo Testamento. Pero sucede que los veintisiete (27) libros que hoy componen el Nuevo Testamento se lo debemos a la Iglesia Católica que, en la persona del Papa nos fue legado.

“Es así que, en el año 382, el Papa San Dámaso convocó a un Sínodo en Roma con el fin de establecer el "canon" o lista de libros inspirados que iban a formar el Nuevo Testamento. El Sínodo, luego de revisar la Tradición oral y escrita y basado en el uso de los textos que hicieron los "Santos Padres" de la Iglesia primitiva, estableció la lista de 27 libros que hoy forman el Nuevo Testamento.

En agosto del año 393, el Concilio III de Hipona, y luego en octubre del 397, el Concilio de Cartago refrendaron el "canon" establecido por el Sínodo de Roma en el 382. En el siglo IV solamente existía la Iglesia Católica, fundada por Cristo sobre la roca que es Pedro y que se continúa a través de sus sucesores, los Papas. De modo que fue la Iglesia Católica, a la que Cristo confió la misión de anunciar el Evangelio a todas las naciones, a quien debemos el "canon" de la Biblia, que hoy leen y meditan millones de seres humanos” (P. Carlos A. Mullins).

Luego, si los protestantes acusan a la Iglesia Católica de ser obra e instrumento de Satanás, ¿quién les asegura a ellos que el Nuevo Testamento no es obra del diablo para engañar a la humanidad?


II. Las Cruzadas

Y hablando de cruzados cuántas mentiras, medias verdades y exageraciones se dicen, se escriben y se personifican en películas para desacreditarlas.

«Las cruzadas constituyen, hoy en día, uno de los acontecimientos más incomprensibles de la historia occidental. Este hecho es aún más lamentable, debido a que, en los últimos cincuenta años, legiones de académicos de todo el mundo han realizado enormes cantidades de investigaciones sobre el tema. Como resultado, ahora sabemos mucho más de lo que sabíamos antes acerca de las cruzadas. Lamentablemente la mayoría de estas investigaciones son sumamente técnicas y se dan a conocer, como es debido, en publicaciones académicas y monografías que pueden resultar impenetrables para aquellos que carecen de un entrenamiento especializado. Sólo unos pocos historiadores de las cruzadas han escrito libros accesibles para un público general, y de hecho algunos de éstos pueden resultar algo tediosos. Si una persona interesada simplemente recorre una librería buscando un libro de historia sobre las cruzadas, lo más probable es que se vaya con un libro escrito por un novelista, un periodista o una ex monja, en lugar de uno escrito por un historiador profesional y basado en las mejores investigaciones disponibles. El público, altamente interesado en las cruzadas desde el 11 de septiembre ha creado un mercado para las historias populares, muchas de la cuales simplemente narran mitos descartados desde hace largo tiempo por los historiadores» (Thomas F. Madden. “Cruzadas, la verdadera historia”).

Para poder entender el porqué se dieron las cruzadas, primero hay que establecer lo siguiente:

«Mahoma comenzó sus profecías y su prédica en la Meca, una ciudad comercial en Arabia. En el año 622, se mudó cerca de Medina y se convirtió en el soberano de la ciudad. Allí, Mahoma inspiró mucho más que una religión. Como el profeta era un líder tanto político como religioso, el Islam fue al mismo tiempo una fe y un instrumento de gobierno. El comercio, la justicia, la diplomacia y la guerra fueron construidas sobre la base de la religión...

»Mahoma emprendió la guerra, primero contra otras ciudades árabes y luego contra la Meca. Los musulmanes denominaron a cada una de estas guerras jihad, o guerra santa. Los soldados que morían en la jihad eran considerados mártires de la fe...

»Tras la conquista de Arabia, Mahoma proyectó la expansión continuada del Islam. De hecho, el expansionismo, operando mano a mano con la jihad, pasó a ser un componente importante de la visión musulmana del mundo. El pensamiento islámico tradicional dividía el mundo en dos esferas, el Dar al-Islam ("territorio de la fe") y el Dar al-Harb ("territorio de guerra"). El Dar al-Islam consistía en todas aquellas tierras directamente gobernadas por los musulmanes y sujetas a la ley islámica. El Dar al-Harb, que implicaba al mundo cristiano, constituía los sitios donde los musulmanes estaban obligados a emprender la jihad contra los no creyentes, tomando sus tierras y sometiendo a sus habitantes. De este modo, se creía que el Dar al-Harb iba a disminuir y el Dar al-Islam iba a aumentar proporcionalmente hasta abarcar el mundo entero.

»Tras la muerte de Mahoma en el año 632 una serie de califas ("sucesores") emprendieron enérgicas jihads contra los pueblos vecinos.

En un siglo, los árabes musulmanes habían conquistado Persia, Egipto y Siria...

»Los conquistadores musulmanes, que se extendieron por toda la zona cristiana de África del Norte, también cruzaron el estrecho de Gibraltar y establecieron su soberanía sobre España. Para el siglo VIII, las fuerzas expedicionarias musulmanas estaban cruzando los Pirineos y marchando hacia el corazón de la Europa católica.

»En el 732, en la famosa batalla de Tours, el líder franco Carlos Martel venció a los musulmanes, haciéndolos retroceder hacia España. España, sin embargo, seguía siendo un reino Cristiano, y los europeos creían firmemente que los musulmanes no debían estar allí... La reconquista fue un terreno fértil para el desarrollo de una justificación ideológica y moral del movimiento de las cruzadas. Al igual que en las últimas cruzadas, la reconquista unió la idea de campaña militar con el santo peregrinaje...

Durante los primeros siglos de la reconquista, la Iglesia promovió la guerra como una justa reacción a la agresión musulmana...

»Al igual que la reconquista, las cruzadas comenzaron como resultado de la conquista musulmana de territorios cristianos. El Imperio bizantino sufrió grandes pérdidas a raíz de la expansión musulmana,... En el siglo once, un nuevo grupo, los turcos selyúcidas, amenazó Bizancio. Los selyúcidas eran musulmanes pero no árabes. Se habían expandido por la región a principios de siglo, conquistando Armenia, Siria y Palestina...

Destruyeron algunas iglesias, mataron a clérigos y capturaron a peregrinos. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que los nuevos conquistadores aprendieran lo que los árabes sabían desde hacia mucho tiempo: Jerusalén era provechosa sólo en virtud de sus peregrinos.

Grandes sumas de dinero llegaban a la ciudad de los bolsillos de los penitentes cristianos ansiosos por orar en el santo sepulcro. Pronto los conquistadores turcos interrumpieron las persecuciones directas; sin embargo, la gran cantidad de gobernantes insignificantes y ambiciosos, y la relativa inestabilidad de la región hicieron que el peregrinaje a Tierra Santa se convirtiera en una tarea difícil y a menudo letal.

»En 1071, el emperador Romano IV (1068-1071) lanzó sus fuerzas contra los asaltantes turcos de Asia Menor en la batalla de Manzikert. Los turcos destruyeron los ejércitos bizantinos y capturaron al emperador. Más allá del campo de batalla cubierto de cadáveres, las ricas planicies de Anatolia quedaron prácticamente indefensas, y sólo les llevó a los turcos un corto lapso apoderarse de ellas. En pocos años, los ciudadanos de Constantinopla pudieron mirar al otro lado del Bósforo y ver la tierra de los turcos... Muchos temían que el Imperio romano y su larga vida hubieran finalmente llegado a su fin... Alejo I Comneno (1081 1118) reanimó el espíritu bizantino y levantó un gran ejército mercenario para defenderse contra las amenazas externas. También recurrió a Occidente en busca de ayuda. Ésta no fue una decisión tomada a la ligera. Los bizantinos veían a toda Europa occidental como territorio romano temporalmente ocupado por los bárbaros. Si bien los occidentales eran cristianos, desde la perspectiva bizantina estaban descarriados debido a varios errores litúrgicos y creencias heréticas, de las cuales la principal era su insistencia en la autoridad central del Papa sobre todos los cristianos. Aun así, Alejo necesitaba las tropas, y había un gran número de ellas en Europa. Por eso, envió un emisario al Papa solicitando ayuda.

»(...)

»Hacia 1095, cuando Alejo I Comneno mandó un enviado para solicitar ayuda en contra de los turcos, el Papa tenía la autoridad moral y política para hacer realidad el sueño de Gregorio VII. El 27 de noviembre de ese año, en el Concilio de Clermont, el papa Urbano II predicó la Primera Cruzada.» (Thomas F. Madden).

Y es así que da inicio una larga historia de reconquistas, triunfos y fracasos no exentos de errores humanos pero que, gracias a la intervención del papado, se evitó que las fuerzas islámicas se apoderaran no solamente de Europa, sino también y muy posiblemente del mundo entero. Y ¿de qué nos salvo la Iglesia con su intervención por medio de las cruzadas? Cuando la ONU redactó la Carta o Declaración de los “Derechos del Hombre”, «los países musulmanes no quisieron adherirse: mujeres y esclavos, para el Corán, no son y no pueden ser “iguales” a quien es hombre y libre». Luego, ante esta incongruencia y contradicción en contra de la dignidad humana, enseñada por el Islam, la Iglesia católica con su intervención aseguró para la Humanidad su derecho inviolable de dignidad e igualdad.

Es decir, si los papas se hubiesen quedado con los brazos cruzados y no hubiesen hecho nada (como muchos hoy en día desearían que así hubiese sucedido) las fuerzas islámicas de seguro se hubiesen apoderado de Europa y, quien sabe si del mundo entero. Por consiguiente, hoy seriamos musulmanes, posiblemente esclavos de musulmanes árabes o privilegiados (si no me crees mira cómo están los países que han caído bajo el poder del Islam en la actualidad, sobre todo en África) o, con suelte, nosotros tendríamos esclavos a nuestra disposición. Y las mujeres que hoy disfrutan del beneficio de derechos naturales y adquiridos gracias a la influencia del cristianismo, bajo el gobierno islámico no tendrían prácticamente nada, pues según el Islam las mujeres son inferiores a los hombres. Si hay algunos países islámicos donde la mujer disfruta de algunos privilegios, se lo deben a la influencia de los países occidentales.

Ante esta realidad, esos que atacan a la Iglesia con mentiras, medias verdades y exageraciones sobre las cruzadas quisiera saber qué situación histórica hubiesen preferido, la actual o la de un dominio islámico mundial. ¡Ha! Si te consideras ateo o irreligioso o de cualquier creencia y lo puedes manifestar abiertamente es gracias a la libertad que trajo el cristianismo, porque bajo el gobierno de un estado islámico, tales privilegios desaparecen.




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