--Bueno, Francisco, vamos al grano. No puedo o no soy capaz de digerir tu argumento basado en un Dios-Amor para explicar la existencia de la maldad en el mundo. ¿Eso es lo mejor que puedes argumentar y evidenciar a favor de la existencia de Dios?
--Sí, entre otras cosas, si pudieras entender el verdadero significado de lo que es y quién es el Amor.
»Pero para que no te quedes insatisfecho te quiero aclarar lo siguiente. Y espero y oro para que el Espíritu Santo nos dé luz y entendimiento a lo que voy a decir.
»Cuando Dios creó a los primeros seres inteligentes capaces de conocer y conocerse a sí mismos (entiéndase los ángeles o más exactamente a los espíritus puros), como muy bien enseña la Iglesia Católica, los creó buenos.
»Aunque estoy conciente que tú no crees en esto, me gustaría y espero que entiendas mi punto de vista. Así, pues, como el amor no se impone ni obliga (lo contrario sería egoísmo), sino que se da voluntariamente y se entrega sin reservas, sólo pide a cambio una respuesta de amor y generosidad. Por eso, el amor para que sea verdadero amor, debe ser asumido total y completamente libre. Ante esta realidad, los ángeles creados con naturaleza buena, no fueron creados contemplando ya al Amor (de lo contrario se hubiesen incapacitado para elegir por ellos mismos, por lo que perderían la oportunidad de realizar actos meritorios que acrecentara en ellos el gozo y disfrute de dicha contemplación), sino, sobre todo, para que el acto fuera totalmente voluntario y, por ello, meritorio, y acrecentara en ellos la bienaventuranza y visión beatífica, fueron creados en un estado de plena libertad para elegir. En Dios todo acto debe ser completamente libre…
--¡Ajá! Ya me quedé en una visión en las nubes que ha provocado que se me nuble la mente -manifiesta Ana con una expresión que provoca risa.
--¿No crees que te estás yendo muy por las nubes y te estás desencarnando de la realidad temporal? -protesta Luis.
--¿Sabes, Francisco? Creo que estoy entendiendo la realidad de porqué estamos en la tierra, y la razón por la cual no fuimos creados directamente en el cielo -se expresa Cristal.
--Sé y estoy conciente de que me estoy elevando mucho, pero si hemos de entender y comprender la realidad de la existencia de Dios-Amor frente a la maldad existente en el mundo, hay que comenzar desde las alturas para entonces descender a la tierra. Aunque esto no quita que también podemos desde nuestra realidad temporal e historia humana llegar a las altas alturas de las verdades divinas.
»Pero sigo. Los ángeles que en su naturaleza fueron creados buenos, y creados para el bien, la inmensa mayoría de ellos en un acto pleno, absoluto y completamente libre optan por el bien; los otros, haciendo un acto pleno, absoluto y completamente libre uso de su libertad, optan por ellos mismos, encerrándose en ellos mismos en un acto puro de egoísmo contrario y opuesto al amor.
»Fíjate que no dije que optaron por el mal, puesto que el mal no puede existir por sí mismo. Y los ángeles saben y conocen perfectísimamente que no pueden elegir por algo en contra de su misma naturaleza. Al contemplarse ellos mismos tenían dos opciones: reconocer en ellos, a pesar de la grandeza y excelencia de su propia naturaleza, su condición de criaturas, es decir, seres creados a imagen y semejanza de la Sabiduría Increada; o rechazar dicha semejanza para poder volcarse hacia ellos mismos, buscando así ser sus propios dueños y señores (acto egoísta que por ser contrario al amor, da origen al mal y engendra la muerte).
»Por ser espíritus puros, están plena y absolutamente conscientes de sus acciones, por lo que sus actos son del todo y absolutamente libres, es decir, no hay marcha atrás en sus decisiones. Los ángeles que se mantuvieron en el bien acogen al Amor, y son confirmados para la eternidad en la visión beatífica de Dios; los ángeles rebeldes, que despreciaron el bien, al preferirse a ellos mismos en contra del amor, fueron despojados de todo rastro de bien, y por su culpa precipitados al infierno creado por el odio en ellos manifestado...
--Vamos a suponer por un momento que todo ese cuento, fábula, leyenda, lo que sea fuese verdad -dice Luis-. ¿Por qué Dios, que sabía que tales ángeles se iban a rebelar y a rechazarle hasta el punto de convertirse en demonios, aun así los creó? ¿No hubiese sido mejor no haberlos creado? Mejor para ellos y mejor para nosotros. ¿No lo crees?
--Muy fácil salida. Pero te respondo. Primeramente, nosotros frente a Dios no somos quienes para juzgar sus acciones y decirle o aconsejarle la manera o modo correcto de obrar. Si Dios ha obrado de esta manera (que para nosotros pobres criaturas temporales en un mundo temporal no podemos entender) es porque él sabe y entiende absolutamente que esa acción es la más correcta y acertada.
»Segundo, entiendo que si Dios no hubiese creado a tales ángeles por el simple hecho de que le iban a rechazar, creo que Dios no hubiese actuado con plena libertad (acto contrario a su naturaleza) y se hubiese sometido al capricho de las criaturas, actuando no por amor, sino por un falso sentimiento de piedad.
--Bueno -dice Antonio-. Creo que ya voy entendiendo las razones del porqué Dios nos crea a pesar de que ya él sabe de antemano cuáles van a ser nuestras erradas decisiones.
--Y por eso nos ha dado a su Único Hijo, Jesucristo -le sigue Samuel-, para que en él corrijamos nuestras erradas decisiones, y en él alcancemos la salvación eterna.
--Eso, si queremos -concluye Cristal.
--Aunque lo que he expresado es mi opinión -continúa Francisco-, creo que está respaldado si lo fundamentamos en la verdad de fe del libre albedrío.
»Y es aquí a donde quiero llegar…
--Sí, pues, si somos libres para elegir entre el trabajo o quedarnos fuera y sufrir las consecuencias, lo mejor es entrar a trabajar -advierte Antonio.
--Fíjense, Antonio nos ha dado una muy buena analogía para entender la realidad del libre albedrío. Así, pues, analícenla para cuando nos volvamos a reunir.
*** *** ***
--Bueno. Continuemos donde nos quedamos -comienza Francisco-. La libertad es uno de los dones más grandes que Dios ha regalado al ser humano. Tan grande es este don que Dios lo respeta inmensamente, infinitamente, hasta el punto que permite que los seres humanos (mientras estén en este mundo, claro está) pueden despreciarle y rechazarle hasta el punto de cometer ciertas clase de abominaciones. Pero debemos tener muy en cuenta que ése no es el fin de la libertad humana, eso es libertinaje, y el libertinaje es una forma de esclavitud. Esclavitud voluntaria, pero esclavitud.
»La verdad es que Dios nos ha creado para que viviendo en este mundo temporal podamos conocerle, amarle, servirle. Vivir en el verdadero amor para con él y para con el prójimo. Sin guerras, sin odios, sin maldad. Pero desgraciadamente la libertad tiene su riesgo, y este consiste en que podemos despreciar y rechazar todas esas cosas buenas si queremos. Por eso, Luis, tú mismo eres un ejemplo claro de esta realidad: Dios te ha creado para que conociéndole le ames y le sirvas para que al término de tu vida mortal te unas a él por toda la eternidad; pero tú has optado, libre y voluntariamente contra él. Que a lo largo de tu vida ha habido elementos que han influenciado y han contribuido en tu decisión actual, pero, ¿son realmente tan poderosos como para sostener y apoyar tu postura contra Dios? O ¿simplemente son mecanismos para poder defender un estilo de vida al cual te has aferrado de tal manera que no quieres soltar? Tú sólo lo sabes.
»Ahora bien, el que hayan seres humanos perversos no es porque Dios los quiera, sino que ellos, en un acto de soberbia y egoísmo se han preferido a sí mismos (como los ángeles caídos) por encima del Creador y desprecio al prójimo. Dios ha querido y quiere que esos seres humanos sean buenos, por eso Dios los creó y les da los medios para que lleguen a serlo si quieren, pero ellos no han querido. Y si Dios los creó a pesar de que él sabía que ése era el camino que iban a tomar, sólo el amor de Dios lo puede explicar, lo demás, lo que aparenta ser contradictorio ante nuestra visión y entendimiento humano y limitado hay que dejarlo a la infinita sabiduría de Dios. Nosotros no somos quienes para juzgar el modo de proceder y obrar de la eterna Sabiduría.
--¡No sé! Todavía me siento inconforme frente a tu argumento -se expresa Luis-.
--Ahora digo yo -dice Samuel-, si tú no has entendido sucede que: o no tienes la capacidad de entender (y de hecho, creo que no la tienes, no porque seas bruto, sino porque no tienes el Espíritu de Dios); o tienes la capacidad de entender, pero no quieres ni te interesa entender, porque no te conviene entender. Y así hay, lamentablemente, muchos como tú.
--Aún así, insisto y te vuelvo a cuestionar desde otro argumento en contra de la existencia de Dios que, auque va en la misma línea, tal vez te ayude a explicarte mejor.
--Pues, preséntalo, y ya veremos -responde Francisco.
--Si Dios es tan bueno como tú tanto nos dice, ¿por qué existe tanta hambre y tantos niños que mueren de hambre? ¿No será ello una muestra, de entre tantos otros males, de que Dios no existe?
--Bueno, ya que insiste, me veo en la obligación de bajarte un poco más fuerte. Espero que así me puedas entender.
»El problema del mal es uno de los puntos que más les gusta a los ateos traer a colación para justificar su postura atea, pero sobre todo, creo que es para justificar su necedad e incompetencia para comprender realidades que escapan a su intelecto y conocimiento.
--¡Upsss! Ese golpe sí que fue bien da`o. Y creo que debe haber dolido bastante -se expresa Ana, mientras Luis le lanza una cierta mirada como si le quisiera decir: "Eso no importa".
--Ahora bien -continúa Francisco-, para contestar a tu pregunta te haré una a ti. Siendo que Dios es tan bueno y no quiere que nadie muera de hambre, según tu razonamiento, explícame, ¿qué tú crees deba hacer Dios para erradicar el hambre en el mundo? Puesto que si él existe y existe el hambre en el mundo --según los ateos esto es una gran contradicción--, algo tiene que hacer para solucionar este problema. Por lo que debemos preguntarnos: o Dios quiere solucionar este problema pero no puede, por lo que no es Dios, por lo tanto no existe, o Dios quiere solucionar este problema dándonos a nosotros los medios para ello, pero nosotros no queremos. (Argumento a favor de nuestro libre albedrío.) ¿Qué tú opinas?
--Sí, pero, es que si Dios todo lo puede, como tú aseguras, ¿por qué no hace nada para solucionarlo?
--Tú me has dado la clave para derribar tales supuestos argumentos ateos y que veas la necedad de los mismos. Te he indicado que Dios nos ha dado los medios para erradicar el hambre en el mundo, pero tú sigues insistiendo que si Dios todo lo puede por qué no lo hace él. Es fácil echarle la responsabilidad a otro con tal de desprendernos de nuestra propia responsabilidad. Por eso la pregunta, más generalizada del pensamiento ateo contra Dios, ¿si Dios existe, por qué existe el mal en el mundo? es una pregunta con la que se quiere desviar la propia responsabilidad que se tiene para con el prójimo. De esta manera tal pregunta se convierte en una clara injusticia contra Dios --pues se le quiere achacar a él nuestra propia responsabilidad--; contra nuestro prójimo --pues se quiere justificar la inacción y el abandono de nuestra propia responsabilidad--; y es una injusticia contra nosotros mismos al no querer asumir nuestras propias responsabilidades. Responsabilidades que si las asumimos nos llevan a dignificarnos y elevarnos como personas.
--¿Por qué es una injusticia contra nosotros mismos?
--Quien se escuda tras el pretexto de la supuesta inacción de Dios para negar su existencia, pretendiendo con ello que sea Dios quien debe obrar, está negando, como ya dije, su propia responsabilidad, y con ello está poniendo obstáculos a su propio crecimiento como persona humana en todas las áreas. ¿Cómo podemos crecer en el verdadero amor y purificarnos de nuestros egoísmos si no nos ejercitamos en el bien? ¿Cómo nos vamos a ejercitar en el bien si no existieran las ocasiones, modos y oportunidades para ello? Si Dios fuera a realizar por nosotros todo el bien que debemos hacer, ¿qué nos queda para crecer en el verdadero amor? Nada. Nos quedaríamos estancados en nuestros egoísmos e intereses personales, y estaría Dios obrando injustamente contra nosotros al quitarnos los medios para ejercitarnos y crecer en el amor. Sólo al realizar actos de caridad y misericordia, actos de bondad que redundan y llevan a la verdadera paz y al perdón, sólo así nos podemos capacitar para vivir el Reino de Dios, el cual lo podemos comenzar a vivir aquí, en este mundo, hasta llevarlo a la plenitud de la visión beatífica de Dios en el cielo.
»Y es en el dolor y el sufrimiento donde también, viviéndolo nosotros, podemos crecer y purificarnos de nuestros egoísmos. Uniendo nuestros sufrimientos a los de Cristo, nos capacitaríamos para amar y comprender mejor al prójimo.
»Para que lo entiendas mejor, fíjate en esta parábola:..
--La cual consiste en que habían unos empleados de una compañía que por estar hablando mucho se quedaron sin trabajo -advierte Samuel.
--Gracias, Samuel. Mañana continuaremos.
--Creo que deberíamos dedicar menos tiempo para almorzar y más tiempo para hablar sobre estas cosas, que están de lo más interesante.
--Bueno, Ana, si quieres avanzar, tráete unas sopitas y atragántatelas y ya veremos -le responde David-. Eres completamente libre para así hacerlo.
--¡Ja, ja! ¡Qué chistoso!
*** *** ***
--Bueno. Continuando donde me quedé ayer -inicia Francisco su exposición-, escuchen la siguiente parábola: Había una vez una oruga cuya especie para convertirse en una hermosa mariposa que pudiera volar tenía que pasar por un proceso muy duro y difícil. Pues sucedió que, esta oruga se quejaba y protestaba mucho porque no le gustaba la idea de tener que sufrir mucho para ser una hermosa mariposa. Muchas de sus compañeras, aunque le decían que después del sufrimiento iba a venir un periodo bellísimo de paz y felicidad, ella, muy tercamente se aferraba en la idea de que no puede existir tal cosa. Que eso de convertirse en mariposa es un cuento, no puede ser verdad. Que es una invención para hacer creer que después de encerrarse en su nido de 'muerte' la vida se transforma en una mejor.
»Sucedió, pues, que llegado el tiempo indicado todas las orugas del árbol se encerraron en sus respectivos nichos. Aquella oruga, mientras iba tejiendo su nido, se decía como en una oración: «Espero exista alguien que me libere de esta cárcel. Le estaría muy agradecida.»
»Cuando estaban a punto de salir, comenzaron a romper sus respectivos nidos, pero el proceso duraba horas el poder salir. Un muchacho que observaba el evento le dio pena el ver el enorme esfuerzo por el cual atravesaban aquellas orugas ya convertidas en mariposa. Sintiendo lástima por la última que ya empezaba a salir, tomó unas tijeras y rompió el nido liberando a la frágil mariposa. Cuál fue su sorpresa al darse cuenta, después de un rato, el ver que las alas de la tal mariposa no se desplegaban, por lo que pasó el resto de su corta vida sin poder emprender vuelo, observando a sus demás compañeras cómo disfrutaban y gozaban del gran regalo que les daba el Creador…
--Qué te pasa, Ana, que te veo rara -interroga Cristal.
--Es que soy muy sentimental, y el cuento me ha ocasionado… Bueno… Continúa, Francisco, que ya te sigo.
--Pues bien, Luis, así les pasa a los que niegan la eficacia purificadora y redentora del sufrimiento y del dolor. Ven en ello solamente la parte negativa, olvidando y renegando de la parte positiva que es la que Dios busca para nuestro crecimiento en todas las áreas del ser humano; no solamente la parte física, sino también la emocional, intelectual y espiritual.
»Si hoy (y desde la caída de nuestros primeros padres) existe el mal, noes que Dios lo permita porque se goce viéndonos sumergidos en él, o porque no pueda impedirlo. El mal, en nuestro caso el mal moral, es una consecuencia directa de nuestro rechazo del Bien Absoluto. Lógicamente quien rechaza el Bien Absoluto, no puede esperar poseer todo el bien deseado y buscado, pues éste sólo puede emanar del Bien Increado.
»Si hoy existe el hambre en el mundo, no es culpa de Dios, pues Dios da los medios para que no haya hambre en el mundo. El problema está en el mismo hombre. Unos pocos con fortunas inmensas 'pudriéndose' en los bancos, mientras la inmensa mayoría pasando las de Caín. Ricos que en sus testamentos pasan sus fortunas a sus mascotas, pudiendo hacer una gran obra dándolas a causas benéficas...
--Sí, pero, ¿por que Dios permite que estos hombres actúen así? ¿No podría él quitarles esas riquezas y dárselas a otros que sí hagan lo que tienen que hacer?
--Qué tú quieres que Dios haga, ¿qué los mate? Fácil salida para huir de nuestra propia responsabilidad. Además, a quién tú quieres que se las entregue, ¿a ti?…
--Yo me conformaría con un millón de pesos… -dice Ana, bastante animada y jocosa como siempre.
--Ya Dios nos ha dado los medios para erradicar el hambre -continúa Francisco-, nos toca a cada uno de nosotros asumir nuestra propia responsabilidad y actuar para ejercitarnos en el bien, destruyendo con ello nuestros egoísmos creciendo en el verdadero amor. Así estaremos construyendo un mundo más justo. Y esta justicia comienza haciendo la Voluntad de Dios, no actuando como seres inmaduros, sino como personas adultas llamadas a vivir en el amor.
--Como las orugas de la parábola -dice Cristal-. Construyendo nidos de caridad y amor fraterno en Dios, para luego salir volando para realizar obras por el bien de los demás.
--Así es, Cristal. Has entendido el mensaje.
»Y te digo más, Luis. Creo que tú (y todos los que piensan como tú) están siendo injustos en su juicio al negar la existencia de Dios basados en la maldad y crueldad de muchos seres humanos. Si son capaces de juzgar de esta manera, deberían también ser capaces de juzgar de la siguiente manera. En la vida y la historia de la Iglesia Católica hallarán millares y millares de hombres, mujeres y niños cuyos testimonios de vida evangélica es un signo poderosísimo de la existencia y presencia de Dios en el mundo. Hombres ymujeres que se han entregado totalmente hasta el holocausto y la inmolación por amor a Dios en beneficio y provecho del prójimo. Lee la historia de los grandes santos de la Iglesia y los verás. Son las grandes lumbreras que iluminan y resplandecen el cielo de la Iglesia. De que lo quieras ver, es otra cosa.
»Si eres capaz de llegar a la conclusión de que Dios no existe porque hay seres humanos malos y crueles que perpetúan la maldad en el mundo, ese mismo modo de razonar y juzgar te debería llevar también a la conclusión de que, si hay millones de seres humanos buenísimos que dan testimonio del bien en el mundo, es porque hay un Dios infinitamente Bueno. Y si hay seres humanos buenos y malos juntos en este mundo, es porque somos totalmente libres para elegir a favor del verdadero amor o contra él; a favor del prójimo o a favor nuestro contra el prójimo. Vuelvo y repito, de que lo quieras ver, es asunto tuyo, y sólo tú te haces responsable de tu decisión.
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